Recuerdos del ayer Sembrando la semilla en este “Sendero a la Vida”
Dicen
que en la historia se presenta algo llamado “hito”, que no es otra cosa que un
hecho clave y fundamental dentro de un contexto o un suceso. Un ejemplo de hito
en la historia de la humanidad es el nacimiento de Jesús, tanto así que la
historia del mundo occidental está dividido en medio de él: antes y después de
Jesús. Es un hito en la historia, su llegada a este mundo es fundamental. DA
también tiene sus hitos. Podemos afirmar que uno de ellos ha sido el grupo
“Sendero a la Vida”. Este grupo nació cuando la asociación contaba con ocho
años de vida. A la sazón DA contaba con diez grupos y él se convertiría en el
décimo primer grupo de la asociación en lo que al orden cronológico representa.
Han transcurrido veintiséis años desde entonces, el pasado 4 de diciembre
escuchamos a Don David, en la reapertura de las nuevas instalaciones del grupo
“Libertad” de Cuautla, Morelos: “Es evidente que esta asociación ha crecido,
pero si ha crecido es gracias a Dios, porque esto es obra de Él. Nadie de los
servidores de mayor tiempo podrá adjudicarse que planeó, proyectó y ejecutó
todo un plan estructurado para concertar las relaciones públicas capaces de
hacer crecer este movimiento. No fue así, porque nadie lo planeó, esto es obra
de Dios, no del hombre”. Nos queda muy claro que esto es de Dios porque es una
entidad espiritual. Nunca nos ha dejado solos, porque sabe que no podemos ni
podríamos jamás solos. Él nos pone en el camino ángeles que se vuelven obreros
para trabajar en sus planes. Es el caso del señor Gonzalo Río Arronte.
Compartamos un poco de este capítulo de la historia de nuestra asociación que
siempre resulta apasionante.
En
1991 el licenciado Ignacio Morales Lechuga (entonces titular de la PGR) y su
esposa la señora Jacqueline Broc de Morales llevaron a nuestra asociación a un
hombre dedicado a la filantropía en nuestro país. Su obra ha dejado una huella
digna de ser emulada, nos referimos al señor Gonzalo Río Arronte (1912-1999).
Sabemos que la señora Jacqueline y Don Gonzalo, preocupados en lo que él
llamaba serían los grandes males del siglo XXI: el agua, las adicciones y la
educación, tuvieron la iniciativa de diseñar, y ejecutar lo que hoy conocemos
como “Sendero a la Vida”. Es evidente el impacto que tiene la mujer en la
formación de la estructura social. Don Gonzalo se dejó llevar y contagiar por
esta mujer visionaria que vio en nuestra asociación una buena opción de
atención a las adicciones y juntos sembraron la semilla de este grupo tan
significativo en la vida institucional de DA. Desde el primer encuentro entre
DA y Don Gonzalo, la química fue inmediata. Quizá el único que supo el impacto
que iba a tener este encuentro en beneficio de los jóvenes adictos del país fue
él mismo y lo reservó para sí. Nosotros estábamos muy lejos de procesarlo de
ese modo, solo el tiempo, maestro de todos, nos los pudo revelar. Es de
subrayar que los recursos para la construcción y equipamiento del mobiliario y
taller de panadería fueron financiados por el propio Gonzalo Río Arronte.
Así se dio la construcción de este
centro, en un escenario que podemos calificar de providencial. Allí se sembró
la semilla que daría como resultado meses más adelante el nacimiento de otros
grupos en el interior del país. Don Gonzalo nos regaló la visión de esforzarnos
por ofrecer mejores espacios al adicto en recuperación. Sin duda, si hoy DA
puede preciarse de tener lugares y espacios dignos para la recuperación se lo
debemos al consejo de Don Gonzalo. “Sendero a la Vida” ha florecido de tal modo
que incluso en 2013, con recursos del legado de Don Gonzalo, la Fundación
Gonzalo Río Arronte (institución que desde el año 2000 trabaja teniendo como
misión la atención de las adicciones, la educación y el abastecimiento de agua)
pudo reconstruir sus instalaciones, renovarse para brindar mejor atención y
estar a tope en lo que Don Gonzalo vislumbró como un problema del siglo XXI. No
puede faltar el tiempo para los testimonios en este espacio. Los dejamos en la
voz del testimonio del actual responsable de este grupo.
Tuve
el privilegio de conocer esta asociación, el 17 de octubre de 1991, fecha en la
que llegué al grupo “Liberación”. Apenas contaba con trece años de edad, no me
había drogado mucho tiempo, ni siquiera tenía idea de lo que era estar en un
grupo, pero ya dentro “algo” hizo quedarme, ese algo misterioso que es difícil
de explicar, me refiero a la atención y cuidado que sentí de aquellos
compañeros que me recibieron, aunque muchas veces intenté salirme, algo me
ayudó a continuar. La sensación de no estar solo, desapareció. En ese tiempo se
hablaba mucho de la apertura de un nuevo grupo y se escuchaban palabras como:
“será un grupo modelo”, “está todo nuevo”, “¡tiene una panadería!”…; el
compañero que en ese tiempo era mi padrino lo iban a mandar a ese grupo a
servir y había una convocatoria para aquellos compañeros que quisieran ir a
militar, entre ellos estaba yo y expresé mi deseo de ser parte del naciente
“Sendero a la Vida”.
Llegaría el viernes 31 de enero de
1992, día que dio pauta a la apertura de “Sendero a la Vida” por azares de la
vida que no me queda duda que es por voluntad de Dios. A la distancia evoco
todo nuevo, todo limpio, las camas eran iguales, ya no eran las camas que
teníamos en “Liberación”, ¡eran más grandes! vi muchas personas que iban con
Don David, lo que años después supe que uno de ellos era el señor Gonzalo Río Arronte,
quien ayudó a que ese sueño se hiciera realidad, las palabras que me marcaron
de Don David, una de ellas y tal vez la más importante fue: “Ustedes están aquí
para picar piedra”, en realidad no entendía esas palabras, mucho tiempo después
entendí el significado de las mismas. Durante los siguientes meses empecé a ver
el nacimiento y crecimiento de este grupo. A los pocos meses en el grupo éramos
cerca de diez compañeros entre “tiernos y grandes”, eran esos tiempos difícil
de creer para estos tiempos, donde literal: “se recibía de todo”. Por esas
fechas alguien donó unas cajas con comida que ocupaban en el ejército, comida
deshidratada (que según supe tenían procedencia gringa y que fue alimento que
ocuparon para la Guerra del Pérsico, qué bonitas ironías), pero también de
irónico fue que los primeros días, semanas, todos felices por la comida, pero
pasados los días ya nadie quería comer de eso, al fin ¿no decían que la guerra
ya había terminado? Esa es parte de nuestra enfermedad.
Este grupo fue pionero de los
talleres de instrucción productiva (panadería),
toda una novedad en ese tiempo en la incipiente asociación. La panadería
contaba con toda la maquinaria para elaborar pan de dulce (fueron los primeros
productos de panadería que comenzamos a ofrecer al público) quién iba a pensar
que se estaban procesando los primeros de miles… de productos que hasta la
fecha se preparan para sostener los gastos de nuestros grupos. Aunque no todo
fue miel sobre hojuela, como suelen pasar accidentes en nuestros grupos, un día
en lugar de ponerle azúcar a la harina, le pusieron sal por error, teniendo
como resultado unas conchas, pero con sal. Sonará raro, pero sabían riquísimas,
con un toque especial que ni en la mejor panadería del mundo producen. Solo
quien ha tocado con la punta del pie el infierno sabe a qué me refiero.
Tuve la oportunidad de quedarme y
presenciar el primer aniversario del grupo, por cierto, evento donde arribaron
muchísimos compañeros a sus respectivos aniversarios, sin afán de exagerar
fueron más de treinta compañeros, la mesa de presídium relucía radiante de
tantos testimonios vivos del amor de Dios. La fiesta fue en las instalaciones
del grupo, entre esa multitud de festejados, estaba yo, con apenas catorce años
recibí mi testimonio del primer aniversario (aún conservo ese testimonio). Para
mi desgracia, por necio y desobediente me fui del grupo, al poco tiempo recaí
en las drogas y obvio… Fui a vivir cosas peores (bien me previnieron los
compañeros). Tuvieron que pasar más de diez años para que yo regresara a esta
asociación. En la segunda ocasión al grupo “Un Nuevo Día”, obvio esto ya había
crecido. Dios me regaló una segunda oportunidad más. En la actualidad cuento
con catorce años dentro de la asociación,
soy el responsable del grupo “Sendero a la Vida”. No tuve la oportunidad
de haber vivido la transición de la reapertura de este grupo (cuando se fueron
a vivir a la “casa chica” porque en ese tiempo formaba parte aún del grupo de
la colonia Penitenciaría) para darle paso a estas nuevas y preciosas
instalaciones. Nadie puede ni ha podido solo contra esta enfermedad –repiten
todos los días nuestros líderes−, “Sendero a la Vida” es testimonio de esta
hermosa máxima, y es que ese señor que estuvo en la inauguración del grupo y
que algunas veces se metía con nosotros a la sala de juntas con una bolsita de
palomitas para acompañarnos a ver los partidos de fútbol de la selección
mexicana fue quien hizo posible que tuviéramos lo que hoy tenemos como el grupo
“Sendero a la Vida”. Hoy tenemos muy presente al señor Gonzalo Río Arronte.
Pocos saben que tuvimos el privilegio y honor de que este señor asistiera a
nuestro grupo, él mismo con sus propios recursos aportó el dinero para la
construcción del grupo en su primer edificio, don Gonzalo sembró la semilla
para la apertura de otros grupos, sin duda nos dejó un legado que aún sigue
impactando en la vida de miles de personas. Dentro de poco vamos a celebrar veintiséis
años de vida del grupo. En estos años, toda una vida por cierto, ha sucedido de todo, estoy seguro que nadie puede ni podrá solo,
por lo que a toda la gente que ha hecho
posible que cientos y cientos de personas nos recuperemos debemos de darles las
gracias, nuestra gratitud por siempre. Dios los bendiga. Cuando ya nadie creía
en nosotros, gracias por darnos una oportunidad más”.
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Muy admirable labor👍👍👏
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