La propuesta


Salimos de la incertidumbre, nuestra vida se había venido abajo y no había justificación alguna que cubriera lo innegable. Ya no nos creían, nuestra deforme y malévola máquina de generar excusas ya no era funcional y las mentiras ya no convencían; todos los departamentos de la vida tenían una tache que evidenciaban la total y completa derrota, desde hace mucho lo sabíamos pero no lo sentíamos, no lo admitíamos... no lo reconocíamos.

       Ese Primer Paso hizo que dejara ver que hacer las cosas “a mi manera” no era la mejor manera de hacer las cosas, debía dejar el volante del carro de mi vida para que “algo más” se hiciera cargo. Las drogas me habían derrotado y ahora, lo único seguro que tenía, era el grupo, mis compañeros, una esperanza de que las cosas podían mejorar porque, “en ellos” así había sucedido.

       Me dijeron que las drogas es un poder más grande que yo. Que de nada servía un embate cara a cara porque la historia de mi vida hablaba de siempre perder. Necesitaba una ayuda, un poder similar al poder de las drogas y, si se podía, UN PODER SUPERIOR. Nada de esto tiene un sentido religioso, ni dogmático. No debe de serlo así, solo hablamos de una urgente ayuda, algo que me brinde una esperanza, no el motivo de entrar en debates que estropeen mi recién lograda sobriedad, solo y sencillamente... UN PODER SUPERIOR al poder que representaban las drogas en mí.

        Por eso era necesario pasar por el Primer Paso y no tener recursos para oponerse a la sugerencia que ha dado vida a tantos corazones desechos. La propuesta es: la fe. Creer en un Poder Superior que me devuelva el sano juicio, ese poder para aprender a encauzar mi vida, para aprender a decidir correctamente, para conocer otro estilo de vida, un Poder superior que me cuide, que me ayude, que me regalé la esperanza tan necesaria en el estado en el que me encuentro. Esto no es tan sencillo como parece, se requiere la humildad de seguir el camino que otros han pasado y que, con palabras que nos identifican, me indican que “es posible”.

         COMPAÑERO NUEVO: No desfallezcas, recuerda que esto solo es el principio, no pienses que un día vas a dormir y a la mañana siguiente vas a tener esa fe; no, es importante que sepas que esto es un PROCESO, no es un SUCESO, que cada día es un reto y una oportunidad para ir avanzando en este programa. Solo déjate guiar y ten el valor de hablar, de no alejarte de la comunidad, de confiar en tu padrino y compañeros de tiempo. De ninguna manera es fácil, pero en ello radica el milagro, nosotros somos seres que nos tiene que costar para poder valorar. Cualquiera que sea tu Poder Superior déjate amar por Él, déjate influir por Él y permite que te cuide, nadie más que Él podrá hacerlo mejor que tú, solo confía.

        COMPAÑERO DE TIEMPO: A veces creemos que este paso es solo para nuestros compañeros nuevos y, eso querido amigo, es un engaño que nuestra mente y falta de acción nos hace creer; nuestra enfermedad es permanente y constantemente nos encontramos en esa disyuntiva en la que tenemos que DECIDIR, siempre nos va a suceder y no siempre decidimos adecuadamente. Esto lo vemos en muchos de nosotros, compañeros de más tiempo que caemos en situaciones que ponen en riesgo nuestra sobriedad. Decisiones que tomamos en el descuido de nuestra recuperación y nos hacen caer, a veces peor que en las situaciones adversas de nuestra actividad, volver a comenzar es el reto a seguir, retomar el programa de recuperación con seriedad y, para poder hacerlo, nuevamente nos encontraremos en una posición de derrota en la que deseamos que alguien más nos ayude para no irnos nuevamente al fondo. Nadie está zafo de caer, por algo se nos dice que el compañero nuevo cae por ignorancia y los de tiempo caemos por autosuficiencia, esa que se entiende como tomar nuestras vidas por nosotros mismos y renunciamos a la ya conocida sabiduría de DEJARNOS QUERER.

        Adelante pues, nuestro camino siempre comienza hoy y dura para “toda la vida”, pero no te asustes... “TODA LA VIDA ES HOY”.



José Luis Santiago

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