La Soledad
LA SOLEDAD…
Mis queridos amigos de Gaceta El Mensaje, los saludo con el gusto de siempre, es de verdad una grata experiencia ser tomado en cuenta para escribir unas líneas, que, aunque suene un poco egoísta, me gusta mucho, porque he aprendido a expresarme a través de la escritura de estos artículos, entonces aquí vamos.
Hoy me toca compartir acerca de la
soledad, esta palabrita que hace mucho eco en la mente de aquellos que hemos
estado en contacto con las drogas, porque nos ha acompañado en varios momentos
de nuestra vida. Quisiera ser claro y darme a entender con lo que quiero
escribir, no voy a negar que ha sido difícil escribir esto; sobre todo por los
recuerdos, ¿Cómo hablar de la soledad?, ¿es la soledad algo malo?, ¿realmente
no han existido momentos en los que he disfrutado de la soledad? Y la más
importante ¿en este momento, me siento solo? Uff!!! Por dónde empezar.
En las juntas que escuchamos día a
día en DA, nos han repetido que ha sido la soledad uno de los factores por lo
que nos hemos drogado, es decir, la falta de sentido de pertenencia a una
familia, círculo social, escuela, etc. Ha hecho que busquemos refugio en la
soledad, nos aislamos para no tener que lidiar con nadie, nos alejamos, nos
cerramos y esto nos hace caer redonditos a este mundo de fantasía que solo las
drogas nos pueden proporcionar. También escuchamos que la soledad nos hace
comportarnos de una manera tal que buscamos llamar la atención de los demás,
¡queremos que nos vean¡ y así nos convertimos de pronto en personas
extrovertidas, bailamos, catamos, gritamos y se va todo tipo de pena que
podamos tener, las drogas han logrado su cometido, nos convirtieron en actores
que con toda facilidad podemos interpretar casi cualquier personaje, le
hallamos para actuar. Es así entonces cuando esto que escuchamos en las juntas
toma sentido, yo he sido una persona muy <<sola>> no de manera
literal, sino, que el vacío y las ansias por ser visto o reconocido y la falta
de personalidad me hicieron sentirme solo. Como recuerdo esos tres días antes
de llegar al grupo cuando en el patio de la casa de mi madre yo me encontraba
desesperado, puedo asegurarles amigos que ya la droga no me sabia, así es, no
tenía gusto en mi paladar ni por la droga ni por nada más, entonces con esta
amargura, solo, empecé un dialogo con <<Alguien>> mi mirada estaba
dirigida al cielo y llorando me aliviane; le decía que estaba harto de sentirme
mal, que no soportaba otra pelea con mi familia o más bien, no soportaba
aguantar otra leída de cartilla (que era como lo veía), en fin, recuerdo muy
bien que dije que ya no quería sentirme solo. Después de este dialogo pasaron
unos días y llegue a la asociación.
Dicen por ahí… hay que tener cuidado
con lo que uno pide, porque igual y se le concede. Y pues así fue para mí,
desde el primer día nunca me dejaron solo, es más, había un servicio que era
cuidar al nuevo, como era peleado ese servicio porque tenían los compañeros la
oportunidad de platicarte todo lo que ellos habían experimentado ya en
sobriedad, aquellos que necesitaban ahijados hacían su labor, los que no tenían
muchos días de haber llegado te veían como recordándose a ellos mismos en tu
situación y con la clásica mirada de <<ni sabes en la que te acabas de
meter>> pero de verdad que no me dejaban solo, hasta al baño me
acompañaban, obviamente que al principio lo rechazas no estamos acostumbrados a
la compañía, a convivir. Todo esto es raro para nosotros. Otra de las frases
célebres de DA es <<solo nunca pudiste y solo nunca podrás>> frase
que solamente remarcan los compromisos que los compañeros hacen en la búsqueda
de ayudar al próximo drogadicto que extienda su mano pidiendo la ayuda,
entonces los compañeros, nuestro padrino, los servicios cometen su propósito; logramos
sentirnos parte de algo.
Todo esto está muy bien, pero, si
nos ponemos a reflexionar un poco acerca de la soledad podemos entender que no
es una enemiga, claro es todo y nada a la vez, no la buscamos, pero ahí está siempre,
depende del estado de ánimo de cada uno de nosotros como la queremos ver:
podemos ver a la soledad como este sentimiento que nos hace caminar por la
ciudad tratando de encontrar algo que ya no está con nosotros, o podemos
alejarnos por un momento de las personas con las que convivimos para que en
soledad meditemos acerca de nuestros actos y evitemos causar más daño, en
cualquiera de los dos casos la soledad es fiel, no nos reprocha y es tan
permisible que nos deja desahogarnos callada sin decir nada simplemente
paciente a que tomemos la decisión de dejarla ir o de permitirle que se quede
con nosotros durante un tiempo. Este momento de soledad cuando los que hemos
realizado un inventario moral de nosotros, nos permite buscar dentro de nuestro
ser esas experiencias que creemos haber olvidado y la soledad se encarga de
sacarlas a flote nuevamente, claro que si no hemos hecho nada al respecto de
esas experiencias nos van a causar daño y podemos estancarnos. La soledad que
nos permite tener intimidad con este buen Dios, como cuando dimos el primer
paso en nuestro proceso de rehabilitación en el que le dijimos; si estoy mal, no
puedo, ayúdame, has de mi lo que quieras, toma mi vida y guíala ha sido
benéfica.
El líder debe de tener momentos de
soledad que le permitan tener otra perspectiva de lo que está viviendo, en
definitiva nadie de nosotros busca la soledad, sin embargo cuando se va…
corremos desesperados tras ella. Mucho depende también de como estés
emocionalmente en tus momentos de soledad, de nuestra posición ante la vida, es
decir, ¿eres feliz con lo que haces, te sientes pleno, te gusta tu vida? Así
como también debemos de considerar el motivo de nuestra soledad para no
recriminarla cuando llegue.
Entonces el nuevo debe de entender
que la soledad es un proceso por el cual todos hemos pasado, es un estado de
ánimo que nos puede perjudicar cuando no hablamos con los que nos rodean, es
por eso que cuando escuchamos de nuestros compañeros <<tus problemas ya
no solo son tuyos, también son nuestros>> debe de llegar a nosotros un
sentimiento de descanso y alivio es ahí donde debemos aprovechar todos los
recursos que tenemos en DA; apadrinamiento, tribuna, servicio, todo. Somos como
una esponja que absorbe lo que está a su paso.
Gracias Padre amado por que en estas
personas he encontrado la paz de la soledad, gracias por escuchar mis suplicas,
hoy sé que fue a Ti a quien le hablaba, gracias porque en esos momentos de
soledad, en la intimidad de mi habitación te puedo sentir y puedo apreciar las
maravillas que has hecho conmigo. Por ultimo quiero decirte que te quiero
<<soledad>> ¡Malvenida! las veces que sean, por ti he
aprendido a disfrutarte solo un momento y a no desearte tanto. Por ti ya no
estoy solo.
Daniel
Garibaldy.
Comentarios
Publicar un comentario